Pero lo que más recuerdo de aquel
pueblo, era pasar cada segundo con la mujer más importante de mi vida…
Ésta
es la historia de una mujer que siempre será una segunda madre, ésta es la vida de la mujer que luchó cada día por sacar
una sonrisa a cada uno de sus hijos, ésta es la
leyenda de la persona que no hizo nada para ser recordada mientras lo hacía
todo…
Por ella pasarán los años, y
sobre sus manos se marcarán las huellas de un pasado
legendario, sobre su memoria, el recuerdo
permanente de todo aquello que sus ojos grabaron para siempre en el fondo del
alma donde se guardan las memorias más amargas… y sobre su corazón miles de
cicatrices, arañazos que en el tiempo logró curar con las más sorprendentes
alegrías…
Solo ella supo amar tanto para
guardar entre sus abrazos la seguridad que a todos les faltaba, solo ella supo
con un abrazo hacer que toda su gente dejase de derramar lágrimas
injustificadas…
Y no importa cuántas manecillas se den sobre el reloj de su vida,
porque sus cuatro hijos tuvieron todo lo que ella les pudo dar…
Vivió épocas difíciles… Su
infancia se marcó por la guerra y los ojos que graban los momentos más duros
como si fueran los más importantes, dejaron en
ella una marca imborrable en su mente y corazón…
Contaba con solo cuatro años cuando quedó
huérfana por parte de madre, se puede decir que su infancia no fue nada
fácil, por los momentos tanto personales como históricos, pero aún así, años
después cuando su familia
aumentó tanto como para tener cuatro hijo nunca mostró un ápice de tristeza,
ni de recuerdo de lo vivido…
Siempre mirando hacia delante, siempre con esos ojos llenos de un amor que traspasaba cualquier
caparazón, siempre sonriendo a cualquier momento de la vida, porque siempre es
un sí que no desaparece nunca, se mantiene el tiempo, como el calor que dio
a cada uno de los miembros de su familia cuando sobre ellos se cernía el frío
de la vida…
Y así es como la conocí yo…
sonriente, feliz, dando gracias a Dios por cada día que pasaba en su vida…
viuda, pero nunca ha dejado de ver la parte positiva de las cosas, nunca dejó de enseñarme que la vida siempre tiene momentos
buenos, porque todas las personas son muy bonitas tanto por dentro como por
fuera.
Todos los momentos que tengo con
ella son a partir de los cinco años, los
recuerdos inevitablemente cuando eres un bebé no se recuerdan, pero aún así a partir de esos años siempre estuvo ahí…
Aún
recuerdo los paseos que dimos mi hermana y yo con ella, cuando con ochenta años corría detrás de nosotros por las calles
de mi pueblo cuando nosotras hacíamos alguna trastada…
Puedo ver ahora esos viernes por
la noche en los que mientras jugábamos en la arena de la playa oíamos la voz de
nuestra abuela avisando que ya estaba la cena preparada… y puedo oír los pasos
mientras correteábamos como si hubiese dicho que nos iba a regalar algo… Nadie
ha sabido hacer los macarrones como ella…
No puedo evitar sonreír ante la
imagen de ella limpiando el pasillo de casa con la postura de un caballo, y yo
subida encima de ella como si fuese una mujer
fuerte a la que ni el huracán más potente se la va a llevar…
No ha habido una sola navidad que
no haya compartido con ella, porque cada
anécdota contada no se podía dejar de escuchar…
Porque aunque pasen los años y
ella ya no pueda llevarme a caballito… o no pueda correr detrás mío… o a veces
la falle la memoria… ella siempre será ella… mi abuela… la mujer que pudo y fue
la persona más adorable de mi mundo…
Aún
sigo yendo a mi pueblo, a sentarme con ella a ver las puestas de sol, mientras me dice lo
hermoso que es el mundo que tenemos bajo nuestros pies, la brisa nos
golpea en la cara suavemente, mientras me cuenta leyendas sobre la costa, dice que algunas palmeras tienen vida y que
cuando algo les molesta bajan sus hojas para mostrar su indignación… que los
sueños si se recuerdan es porque un día u otro se cumplirán… que hay miradas
que dicen tanto que son imposibles de olvidar y que cada persona tiene un ángel
que le protege, pero que pase lo que pase ella siempre estará a mi lado diciéndome lo simple y
maravilloso que es poder disfrutar de un atardecer si está a mi lado…
Las personas viven y mueren, pero hay personas inmortales, aquellas que han dejado cada uno de sus pasos marcados en la tierra, aquellas que se marchan para quedarse, aquellas a las que no les hizo falta conocer una gran cantidad de personas para ser recordados, sino sentarse a tu lado durante una puesta de sol para hacerte sentir la persona más afortunada del mundo por ser lo que se es y tener lo que se tiene...