Todo es culpa tuya

                                                                                                                          14 de Julio de 1972
Querido amigo:

Puede que ya no te acuerdes de mi, ni si quiera cuando acabes de leer esto, pero creía necesario mandarte esta carta.

Todo empezó aquel año de 1931, yo tenía cuatro años, pero para ser justos he de reconocer que mi frágil memoria ahora atormentada por toda una vida, tiene ciertos espacios en blanco que algún día quisiera rellenar con letras. Mi infancia era feliz, llena de amigos con lo que jugar en el parque, abuelos que te hacen tartas por la tarde para merendar y te llenan de besos los carrillos prometiéndote que eres la niña más guapa del pueblo y unos padres que se desvivían por una buena educación en un país que no era el suyo. Por lo cual, yo me crié sabiendo que sin ir al colegio y leer miles de libros en casa no sería nadie, que cada uno se tiene que labrar su futuro aunque el destino tenga preparado miles de infortunios que sean difíciles de solventar, y siendo francos, creo que esta frase no la llegué a entender hasta muchos años después. 

Pero aquel invierno de 1933, tras la Noche de los Critales Rotos empezamos a vivir juntos las aventura de la injusticia. 
Fue así como comencé el colegio, y como le conocí a usted, recuerdo con una gran emoción el primer día que llegó a clase, día por el cual todavía Alemania no se había sumergido en un profundo bucle de muertes y desolación sin justificación alguna. Tenía una esbelta figura y un bigote muy bien puesto, parecía tan serio al principio que todos los niños de  clase estábamos asustados, pero después empezaron las excursiones al monte, la búsqueda de mariposas, los juegos en el recreo y las historias secretas que no podíamos contar a ninguna persona, ni si quiera a nuestros padres y el ir al colegio se volvió para todos la mejor parte del día. 

Recuerdo como empezó todo para mí... aquella tarde nos llevo a pasear por las calles, quería que encontráramos rincones secretos por las calles, pero en vez de eso lo que nos encontramos en los comercios fueron miles de pintadas y carteles llenos de odio hacia mi raza... los judíos. Inmediatamente nos llevó lejos de allí, mientras yo no dejaba de mirar con ojos temerosos de atrás hacia adelante. Por aquel entonces yo no entendía nada de lo que estaba empezando a ocurrir, pero una parte de mi corazón tenía mucho miedo y justo en el momento que mis ojos se llenaron de lágrimas, usted se acercó y me prometió que nunca me dejaría sola, y fue a partir de entonces cuando le consideré mi héroe. 

He de reconocer que mis padres mantuvieron muy buena relación con usted, miles de noches las cenas abundaban para elogiar a aquel profesor de aquella escuela alemana y miles de veces mis padres preparaban tartas y pasteles que le regalaban sabedores de que algo malo iba a ocurrir. Ellos tenían la esperanza de que también fuera su héroe.

Y empezaron las noches sin sueño, el despido de mi padre, las lágrimas en casa cuando yo no estaba allí, los silencios en las comidas predecesores de que algo malo iba a ocurrir y la ida de mis abuelos a su tierra natal para rematar allí algunas cosas... nunca les volví a ver. Durante meses no dejaba de ver como la gente que quería desaparecía de mi vida, incluso usted...

¿Se acuerda?Un día en el colegio se empezaron a oír voces y gritos en el patio, y ahora mismo aunque no sé muy bien como entraron dentro aquellas personas, mi memoria se encuentra llena de imágenes en las que volvía a casa en silencio porque aquellos señores de uniforme me amenazaban y humillaban de camino a casa por mi raza. A pesar de todo en mi interior me sentía orgullosa  de ser como era, porque mi padre siempre me había convencido de que lo mejor de las personas era que estuvieran hasta el final de sus días siendo coherentes con lo que un día fueron y lo que seguirían siendo. Y fue así el último día que le vi, porque ya no volví al colegio.

A partir de entonces nos trasladaron a otros lugares, vivíamos con el miedo continúo y sin tener hogar y aunque mi madre dijera que el hogar no eran las paredes sino la gente que te rodea, mi familia ya no era lo mismo, se dejaron de oír las risas, las anécdotas y en miles de situaciones nos sentábamos en la mesa, mirando cabizbajos sin nada que decir, porque ya estaba todo dicho. 

Pero sin lugar a dudas la peor época de mi vida fue en aquel campo de concentración de Sachsenhausen. Cuando tras haberme llevado a la fuerza lejos de mis padres, de repente me encontré con un sitio donde la muerte esta anunciada a gritos, donde las personas tenían el semblante mas duro que ojo humano jamás haya podido ver, y donde el miedo hacía que miles de personas fueran como almas en pena sin ningún sentido en la vida, salvo he de tener esa pequeña esperanza de volver a ver a sus seres amados.

Durante el día no dejábamos de trabajar, porque para ellos eramos como animales sin sentimientos ni inteligencia que no se merecían vivir, fue por ello que algunos días observábamos como gente en fila entraba en grandes cámaras, pero nunca más les volvíamos a ver. A pesar de que fui creciendo en aquel lugar nunca nadie me quiso explicar a donde iba aquella gente, para mi propia felicidad me imaginaba como esas personas huían hacia la libertad.

Me dejaron salir en 1944 por ser menor de edad, pero la huella ya había marcado mucho mi mente, las muertes, el olor de aquel sitio, las noches en vela sin entender nada de lo que pasaba a mi alrededor... Y aunque ahora sigo viva, el dolor del recuerdo duele más que por aquel entonces, quizás porque ahora se el por qué de todo.

A pesar de todo lo que me rodeaba, yo le eché la culpa a usted por habernos abandonado, por haberme prometido algo que nunca volvió a cumplir, por haberme dejado ir a aquel campo de concentración donde me sentía sola muchos días. Y así fue hasta que años después cuando regresé a mi pueblo natal, una amiga de mis padres me explicó que usted nos había ayudado escondiéndonos de los malos de aquel juego y que hizo lo imposible por sacarme de aquel campo... y fue en ese momento, cuando mi corazón magullado por una infancia madura recibió otro de los golpes más duros por haber desconfiado de usted.


Es por eso que le envió esta carta, porque a pesar de que ahora mismo soy la única sobreviviente de mi familia a una época de dolor, todo es culpa tuya... el saber que hoy todavía, puedo respirar.

                         
               
Gracias

Tan lleno de vida...

Se había despertado a las 9, sabía que era la oportunidad de cumplir de nuevo uno de sus sueños y no podía desperdiciar la mañana durmiendo. Se había duchado, había desayunado aquellas tostadas con mermelada que tantos recuerdos le originaban en la mente y había comenzado la tarea más difícil de aquella mañana: elegir la ropa que ponerse; una cosa estaba clara, la corbata sería aquella morada con con esas leves rayas grises que tenía la intuición de que tanto agradaba, y el calzado serían aquellos mocasines que tanto reservaba para las grandes ocasiones. Finalmente eligió el traje con un color tan negro como la noche pero con un dueño tan lleno de vida como un amanecer.

Y sin darse cuenta ya era la hora de comer, se sentía como un niño el primer día de colegio, tenía la sensación de que a pesar de sus ochenta y siete años tenía la juventud de un adolescente.
Tras comer puso música en el salón y de nuevo danzó por toda la sala, saltó por el sofá, agarró la fregona y cantó como si le fuera la vida en ello y siguió con aquello hasta que se sintió un poco agotado. Estaba feliz, pero tenía que reservar fuerzas para aquella noche y ya era hora de acabar con los preparativos.

Una vez engalanado caminó durante media hora hasta que llegó a la calle que estaba buscando; allí compro todo lo que necesitaba: un montón de velas, una bolsa llena de caramelos y un montón de comida para la cena.
Cuando por fin llegó a su casa, eran las ocho de la tarde, se aseguró de dejar todas las ventanas abiertas, llenó todo de velas y preparó hasta la puerta de su casa un camino lleno de caramelos. Tras acabar de decorar la casa cocinó la cena, puso sobre la mesa dos copas de champán y unas rosas gobernando el centro de aquella mágica noche. 

El resto de la gente le habría tomado como un loco si no fuera porque era la noche de  Todos los Santos, y las familias estaban más preocupadas de disfrazar a sus niños y llenarles las calabazas de plástico de caramelos que de observar a aquel anciano como llenaba su casa de luz..

Antes de sentarse a esperar a su visitante, colocó su disco preferido de vinilo en el gramófono. 
Ya eran casi las once, intentó que no le venciera el sueño pero la vejez era tan natural como la caída de las hojas en otoño, y para cuando se quiso dar cuenta una voz le despertó:

- Vida mía despierta, tenía tantas ganas de verte... que dulce sorpresa... la casa esta preciosa ha sido muy fácil encontrar de nuevo mi hogar. 

Cuando abrió los ojos, allí estaba, tan preciosa como siempre, con aquellas preciosas arrugas que tanta alegría daban a su cara y esa sonrisa que nunca dejaba de hacerle sentir especial.
Allí estaba, frente a él, el amor de su vida.

Pasaron una noche inolvidable, hablaron, bailaron, se miraron y se intentaron besar, aunque ambos tenían la terrible sensación de querer que nunca acabara la noche, querían huir del sol y del tiempo, y aunque la despedida sería agridulce sabían que la eternidad les uniría para siempre:

- Cariño estás tan guapa como siempre, no sabes la de tiempo que me faltas la de besos que nos quedan y la de besos que nos han robado - dijo él mientras una lágrima de felicidad caía por su mejilla, la amaba tanto que hubiera dado todo por tenerla unos minutos más.

- Sabes que somos un todo y que al final de nuestra historia nos sobraran minutos para amarnos. Me haces sentir tan llena de vida por dentro... Te amo.

Era irónico pero cierto, a su lado ella recobraba los latidos y cuando llego la hora de la despedida, ella puso su mano en el pecho, y aunque resultaba imposible, él pudo oír un corazón.


Cuando ella marcho, él salió de casa y paseo durante una hora con un ramo de flores bajo el brazo, cuando llegó al cementerio, busco el nombre de su amada, puso el ramo de rosas encima de la lápida con su nombre y dejó una caja llena de sobres que sabía que ella leería. Si alguien se la hubiera tenido en sus manos habría podido leer una inscripción:

Te llevo siempre en mi mente y corazón. 
Has sido, eres y serás la pieza fundamental del puzzle de mi vida.

En la caja estaban las trescientos sesenta y cinco cartas que escribió para ella todos los días del año. Se limpió las lágrimas y se marchó a casa mientras el resto de niños corrían disfrazados sin saber que ha su lado un corazón lloraba la distancia de la muerte.

En la lejanía se podía ver la silueta de una anciana recogiendo una caja en medio del cementerio, y justo en ese momento un destello de luz apareció a su lado, ella camino despacio, se dio la vuelta buscando algo, y puso su mano en el corazón. Tras sus cuerpo muerto se podía ver un brillo lleno de vida y de amor, a continuación el destello de luz la absorbió como un fantasma.

Juegos de amor sin sentimientos


Hace veinte años quería dejar de sentirme tan extraña en este mundo... Mi día y día iba transformándose en una constante de tortura y desesperación.
No hacía mas que escribir mis emociones cuando sentía esa opresión en el pecho cada vez que alguien jugaba con mi cuerpo rozando los rincones más ocultos o cuando quería dejar de sentir pena de mi misma cada vez que alguien no valoraba la sustancia que siempre ha habido en mi interior. Tanto tiempo pasaba en frente de los folios, como dentro de la ducha... Cada vez me duchaba más y frotaba con más fuerza la esponja sobre la superficie de mi cuerpo que cada día me repugnaba con mayor intensidad.

Día a día me iba convirtiendo en un objeto sexual sin sentimientos...

Es complicado transmitir como te sientes cuando entras en ese bucle de sentimientos perdidos en el que todo carece de sentido, quizás todo se resuma en dolor, miedo y culpabilidad, dolor, porque tu cuerpo sufre dolencias, porque vas maltratando a tu vida sin encontrar ninguna solución y cometes excesos que nunca te habías planteado, miedo, porque te pasas la mayor parte del día pensando que te deparará la noche, si será una noche normal o te enfrentaras a un nuevo reto, a una nueva manía de esos hombres que buscan saciar su deseo en manos de una desconocida, a veces con frialdad y otras con asco y desprecio, pero de cualquier manera tratándote como la arena que se puede pisar pero no se puede coger, y por mucho que pasen los años seguirá ahi... sin vida, inerte, golpeada por el mar... Pero quizás todo sea por mi culpa por no poder poner el freno a algo que tanto daño me hace pero no se como parar.

Hoy hace veinte años desde que abandoné la prostitución, los juegos de amor sin sentimientos y las noches en camas vacías, hoy celebro a su lado que he recuperado mi vida porque él apareció en ella y me rescató del infierno.
Hoy, recordamos en el sofá de siempre nuestra historia, la decisión del destino y veinte años de matrimonio en los que he pasado de la tierra al cielo.

Le conocí una de aquellas noches de lujuria inexistente, en la habitación sin número de un hotel de carretera, él era un prestigioso escritor y yo no era más que un conjunto de propósitos que perdían su sentido en cada cama. En mi interior aquella visita nocturna se pronosticaba como otra noche más, pero quizás fue cuando vi su mirada cuando me di cuenta de que había algo más que deseo en su presencia, por primera vez en mi vida la noche no acabó entre sabanas.
Él quería escribir sobre la prostitución y quería pagarme por contarle mis experiencias, y yo accedí al instante. Pasaron muchas noches en las que él fue dándome una confianza para mi desconocida, corrieron horas en las que me leía sus novelas y nos tumbábamos en la cama sin traspasar lo prohibido, el era más que un oyente, y yo, por primera vez desde hace años, comencé a recuperar la ilusión por vivir.

Pero no fue todo tan fácil, aunque yo me estaba enamorando poco a poco de él, las noches de pensiones oscuras y de vicios inconfesables con hombres sin amor no paraban, eran como una droga. Dormir quizás era una buena terapia, pero a estás alturas la droga ya había hecho demasiado efecto y pocos remedios iban a poder curar aquello en lo que me había convertido.

Es más sencillo hablar ahora, tras veinte años de alegrías, frente a una mesa llena de ilusiones, con una cena perfecta y la casa llena de velas con la ilusión del primer aniversario... es más fácil ahora que tengo un marido que me protege, una llave donde cerré el pasado, y una noche llena de esperanza bajo una hermosa luna llena testigo de veinte años de amor, quizás sea por eso que hoy celebramos que el destino me cruzó con él para dejar aquel trabajo tan históricamente antiguo.

Una tarde de mi antigua vida mi escritor me llamo para decirme que ya había acabado su libro, y que quería que fuera con él a la presentación. Nadie se imagina como se siente una persona cuando la valoran, así que con el vestido que me había regalado y maquillada lo mejor que pude fui con él.
Tras años, la gente me trataba como si fuera una persona sin ningún secreto oscuro y me hizo sentirme realmente bien.
Llegó el momento de la despedida, tras la presentación él me acompaño a mi apartamento a las afueras de la ciudad, pero cuando yo creía que llegaba la hora del final de esos días de ensueño, entonces me dio su libro, cuando lo abrí, lo pude ver impreso... él me había dedicado su novela y yo no pude sino sentirme muy especial.
Tras aquella noche y las que la sucedieron fui dejando radicalmente las escapadas nocturnas para disfrutar del amor con él, un sentimiento que no se pagaba con ningún tipo de dinero.

Y hoy tras veinte años, tras una noche llena de regalos y risas mientras cenamos, llega el momento más especial de la noche, y lo lleva siendo miles de veces en estos años, llega el momento en el que nos fusionamos en una sola persona, en el que las caricias son únicas e intransferibles, y los suspiros una constante temporal, donde él es mio y yo soy solo suya...



Un universo en su pequeño palacio de cristal

Dedicado a todos esos padres luchadores que han tenido la fuerza y la valentía de sacar a sus hijos adelante en enfermedades que no tienen remedio...

Lo supe cuando mire la foto de su cuerpecito y mire aquellos carillos sonrosados que mostraban la viveza de la vida, cuando vi el amor que tenía a un niño tan pequeño con tan solo unos poquitos meses y cuando en todos mis sueños aparecía él... Supe, que a pesar de todos los inconvenientes de la vida, él era mi mundo y daba igual todo lo demás.

Cuando una mujer decide tener un hijo crea en su interior la ilusión de enseñar todo lo que ha aprendido a lo largo de su vida, y educar a su pequeño de tal manera que viva lo mejor de la vida de los padres aprendiendo los errores que un día ya cometieron ellos y ayudándole a levantarse de las nuevas caídas; pero cuando una madre decide tener un hijo, también asume que en cualquiera de los casos habrá circunstancias con las que no se puede luchar.

Aquella mañana de noviembre cuando nació mi luz del mediodía, me dieron una de esas noticias que no se quieren escuchar, había nacido con una anomalía, mi pequeño no tenía el físico como el resto de bebés, cuando creciera sus huesos no le permitirían vivir como el resto,y es en ese momento cuando tienes que asumir que desde el minuto uno la vida cambia para ti y que el sueño que tu habías imaginado se convierte en un anhelo distinto, tu día a día pasa de educar a proteger.

Todavía recuerdo aquel primer mes, en el que me sentía culpable de lo que le había pasado, todos mis pensamientos fueron de una suma crueldad hacía mi misma: yo tenía la culpa de todo, no era una buena madre y no iba a saber como educar a mi niño. Durante todos esos días mi pareja estuvo intentando llevar la situación a un puerto mejor, se esforzaba en convencerme de que todo saldría bien, que éramos fuertes... Pero poco a poco yo fui cayendo en una profunda depresión.

Aquellas navidades cuando mi marido fue a hacer las felicitaciones, se esforzó al máximo en hacer la foto más bonita de nuestro pequeño, para que yo viera la felicidad de tener un niño tan hermoso en nuestro regazo y cuando vi aquella foto, todo mi mundo se dio cuenta, yo estaba orgullosa de él y haría lo imposible porque su vida fuera como la de una persona normal.

Los primeros años de vida, fueron los años más duros de mi vida, con solo intentar cambiarle el pañal sus piernas se fracturaban, con solo levantarle un bracito para ponerle el pijama un miedo horrible se adueñaba de mi persona... Con suma ternura le tumbábamos en su camita de algodón, y muchas fueron las noches en velas porque no se diera golpes con su cunita.


Es difícil buscar remedio a tu alrededor y que nadie te de la esperanza que una madre necesita, que nadie te asegure un tratamiento eficaz y ver como tu mundo se obsesiona por esa pequeña personita  a la que le quieres dar toda tu vida, que cada uno de tus latidos por verle correr como los otros niños, crecer, enamorarse, vivir de manera independiente y sin riesgo de nada...

Con dos añitos le llevamos a un colegio especial, en el que poco a poco aprendió a sentarse solito. Cuando aprendió a levantarse, su evolución fue un poco más lenta que el resto. Pero cuando consiguió dar sus primeros pasos, aprendió también que con un abrazo conseguía lo que se propusiera y que con un beso, su madre se sentía la persona más afortunada del mundo.

Y el tiempo fue pasando poco a poco, y muchos fueron los días de miedos en los que le esperaba en la puerta del colegio deseando que nada malo le hubiera pasado y cuando me aseguraba su sonrisa por primera vez al día mi corazón latía más despacio. 
Juan era un niño muy listo y audaz, y nadie diría que tenía problema alguno si no llegaba a ser por esos cambios físicos que tanto le delataban, pero que nunca le hacían perder la sonrisa, todavía recuerdo con que ilusión se dibujaba de pequeño corriendo por el campo.

Pasaron los años y combinaba los pocos pasos que sus piernas le permitían dar con la silla de ruedas que le acompañaba a todos los lados. Tuvo muchos amigos, pero también muchas personas que se cruzan en tu vida para hacer daño, y es que una discapacidad es el insulto fácil del débil que se hace fuerte cara al público.
Sufrió mucho, pero nunca perdió el humor, y las ganas de luchar, y aunque todos los meses viajábamos a Madrid, cada día encontraba una nueva ilusión para que su viaje no se centrara solo en intentar curar una enfermedad que pocos avances tenía...

Pero que más le voy a decir... si soy madre de un niño que lucha por sí mismo por lograr su independencia, si para mí es un orgullo tener un hijo como él que lucha por lo que quiere. Que muchas veces me derrumbo y es él el que aparece en el umbral de la puerta y con la foto de aquella navidad me dice siempre “me ayudasteis a mirar el mundo, a no tener miedo al exterior, a no encerrarme en vuestra protección... habéis sido vosotros los que me habéis enseñado que hay cosas peores, y que para ser feliz en la vida hay que adaptarse a los contras que aparecen y sacarles partido...” y es entonces cuando sonrió, y le miro y me doy cuenta de que a mi manera y con las miles de lágrimas que corrieron por mis mejillas, Juan aprendió a no hundirse  en su silla de ruedas, ya que cada paso para él era un súmo placer que eso no tiene el resto. Es un ejemplo de vida para todos.
Es triste ver como la gente es infeliz teniendo todo lo que se puede pedir y no lucha por ver la positividad de la vida, la resignación es el consuelo del cobarde.

El ángel de la mirada de plata

Tenía una buena estrella, todo el mundo podía verla tras las dos lunas que ocupaban sus párpados cansados, le llamaban... "El ángel de la mirada de plata..." y así comienza la leyenda...

Su personalidad se marcó desde muy pequeño, sus padres le habían educado de la mejor manera que ellos creían, lo cual consistió durante años en dejarle en casa la mayor parte del tiempo. Desde que tuvo uso de razón, le enseñaron lo importante que era la música, como las notas que se iban introduciendo en los pulmones para limpiar el alma de cualquier sentimiento negativo, como un torrente de vida que se introduce en medio de un cementerio.

Tocaba el piano, el violín y componía música, poco a poco se fue convirtiendo en un pequeño genio escondido entre la multitud, una multitud que desconocía su talento y no veia mas allá de sus propios zapatos.
Creció y maduró, y su carisma se volvió frío y oscuro, como resultado de su infancia y de sus pocos amigos, a pesar de ello, tenía una sensibilidad capaz de traspasar cualquier corazón.

Era finales del verano de 1967, el sol brillaba como siempre, y James, que era así como se llamaba o lo quiero llamar yo, corría fugazmente por el campo, decía perseguir la musa que se le había escapado de su casa; tan rapido corría que sin darse cuenta se chocó contra una joven, dicen que su amor fue instantáneo, mirada contra mirada surgió algo demasiado especial para poderlo explicar, y sin saber como, a las dos semanas Claudia se convirtió en la inspiración de todas sus composiciones: su pelo claro, sus ojos cristalinos, esos dos hoyuelos que se atrevían a salir solo cuando la risa vencía el pulso al miedo... Su amor era puro tanto como el trigo bajo el sol, como las cascadas de los bosques, como el viento que azota el pelo en el invierno, como la fugacidad del primer beso..

Pero no todo iba a salir bien, en el otoño de 1970, tras tres años de amor incondicional, tras vencer las esclavitud de unos padres que le seguían maltratando psiquicamente como cuanto tenía siete años y odiaban a Claudia por robarles la fuente de ingresos, tras llegar a lo más alto de la fama... comenzó su declive, cuando el amor triunfa, la desdicha hace su debut en el teatro de los sentimientos.
Con veintitrés años había sido reconocido internacionalmente como el compositor revelación, había tocado en los teatros más famosos de París, Londres y Amsterdan, sitios muy distintos a los restaurantes donde había tocado inicialmente, pero con esa edad conoció lo que era el dolor de verdad.

Durante todo ese tiempo Claudia le habia acompañado a todos los lugares, noche tras noche, sin objección alguna, escuchó como a ella fueron dedicadas todas sus composiciones: cuando discutían, su amor le insparaba la furia salvaje de los timbales acompañado de la agresividad y armonía del violonchelo, cuando todo era calma, tras hacer el amor su cuerpo le inspiraba la dulzura del arpa acompañado por el cuerpo sensual de los violines. Había caido en el amor profundo y cuando en 1970 ella tuvo un acciendente dejandola en coma, todo su mundo perdió su sentido.

Todas las noches la vigiló mientras permanecía en la cama de aquel hospital, durante todo ese tiempo su dolor se fue transformando en locura y para cuando llego el fin de toda esperanza, su locura rebosó los oceanos de la razón y empezó a creer que era un ángel enviado para protegerla; tras su espalda podía verse como había dos zonas llenas de arañazos, su ansia porque ella despertara le hacía creer que tenía dos alas mientras rasgaba su piel. 
A media noche salía al tejado del hospital, se sentaba al borde de la cornisa, habría sus brazos y dejaba que el viento rozara su cuerpo dandole una descarga de placer que muy pocas veces sentía.

Una noche, embriagado de irracionalidad y desesperación, decidió entregarle la vida a ella. Subió al tejado, caminó despacio arrastrando sus alas plateadas mientras lloraba y miraba al cielo nublando las estrellas de sus ojos, se puso de pie sobre el borde y pudo ver desde allí toda la ciudad, las fábricas que expulsaban humo, las luces de los edificios que empezaban a despertarse, los coches tan minúsculos como luciérnagas en el bosque...
Era el momento, ya estaba preparado, explayó sus alas cuan grandes eran mientras gozaba la dicha de sentirse libre bajo el firmamento azul que juega con los hilos de nubes blancas y grises de contaminación y presagio del mal tiempo, y se dispuso a volar...

Algunos dicen que realmente era un ángel, porque al día siguiente Claudia despertó, otros dicen que le salieron alas de verdad y que ahora protege a su amor allá donde vaya, componiendo música con su piano para que ella le escuche y no se sienta sola, otros muchos dicen que ella despertó antes de que el saltara y no se lo permitió...



Pasara lo que pasara, con un final más o menos triste, solo puede decirte que en cualquiera de las historias que escuches a lo largo de tu vida debes saber que ... la mediocridad si no lo es, se vuelve leyenda...

El rey, el amor y la leyenda que no se contó...

Si me preguntas por mi origen, te contaré hasta lo que yo se...


Era el inicio del mundo, prefiero no desvelarte todos los misterios de ese origen porque debes seguir buscando el sentido de tu vida, y eso ya no es tarea mía, por aquel entonces las mariposas volaban alto, el agua era cristalina, los besos no existían y el corazón solo era un órgano sin sentimientos. 

Cierto rey anhelaba con ansía la compañía y que lloraba noche tras noche por sufrir la soledad, sentía alegría, gozo, angustia, ilusión, desesperanza... pero tenía un vacío interno que le amargaba la vida y no lo podía remediar.
A pesar de que tenía un imperio enorme, y su coraje y valentía era conocida por muchos reyes,  dicen que su amargura traspasaba reinos...

Una noche llegó a palacio una mujer proveniente del desierto, cuya mirada perpetraba cualquier océano del alma, la cual quería hablar con el rey porque profetizaba que cambiaría el destino de la historia. El rey que quedó prendado de su compañía, y escuchó con entusiasmo a aquella mora, la cual le pedía que aquella noche esperara en el balcón a que pasara una estrella fugaz para pedir el deseo que mas necesitase.

El rey esperó toda la noche, dicen que en aquella vigilia, el rey escribió la carta de amor más hermosa que se pueda imaginar, y que las estrellas le cantaron para hacer su espera más llevadera, también se dijo que la luna brilló más que nunca aquella noche, para iluminar la vigilia del rey.

Justo cuando sus ganas flaqueaban y su ilusión moría en llantos, poco antes de que el sol venciera el pulso a la luna, una estrella fugaz paso rápida cual destello delante de sus ojos, y él, sin pensárselo ni un segundo dijo:

-Quiero crear un nuevo sentimiento, uno que haga que hombres y mujeres se sientan especiales con solo observar una mirada, capaz de destruir las más altas torres y vencer los más grandes errores de la humanidad, capaz de crear la ilusión a un latido de corazón...

Y lo llamo "amor", palabra que guardó el secreto de su atracción por aquella mora gitana, y en ese momento, las estrellas de todo el universo se juntaron y una explosión de color se vió en el cielo... y fue en ese justo momento en el que nací yo...

Si quieres ponerme un nombre, llámame Moris, mucha gente prefiere llamarme Cupido, y se idealiza mi imagen perfecta de un bebé con pañales y flechas de amor, pero seamos realistas, un bebé con tan corta edad, no apunta bien con el arco, y sí, la idea es muy tierna, pero yo no tengo alas, y más bien soy peludito, blanco como la nieve y con un corazón que late por cada pareja. Mi manera de actuar es muy distinta, me manejo con los elementos naturales, la lluvia, el mar, la luna, las coincidencias no tan causales...

Mi hermano el destino y yo, debatimos sobre vuestros futuros constantemente.... ¿Qué sería la vida sin amor? Todo se reduciría a la falta de ilusión...
Pero yo sigo soñando con vosotros, cuando dos miradas se cruzan y casualmente se recuerdan de algo dos individuos que jamás se habían visto, cuando tras un enfado todo se reduce a un beso apasionado bajo la lluvia, cuando dos personas se abrazan tímidamente bajo una luna más grande de lo habitual, cuando tras años de matrimonio dos abuelos siguen sintiendo esa chispa que años atrás le hizo tan especial... si, ahí estoy yo, agrandando el cielo, pintando estrellas, llorando lluvia de amor y haciendo brillar las pupilas de los ojos apasionados...

Puedes creértelo o no, puede que sea una leyenda fruto de mi locura transitoria o una realidad que poca gente recuerda, o puede que ni yo exista... Pero recuerda, cada lágrima que cae yo te la recogeré para devolvértela en forma de beso, cada abrazo que des yo lo arroparé para que sientas la pasión en el cuerpo, en cada mirada yo te pondré estrellas en tus ojos para que no seas una persona más en el mundo...

Porque como dice el poeta... el amor es sentir que necesitas a la otra persona porque solo ella te puede hacer sentir que necesitas a la otra persona, porque solo ella te puede hacer sentir especial... pero recuerda.. ahí estaré yo...

Pequeña locura...


Noche...
Noche estrellada... presa de una luna altiva, poderosa, reina de un mundo entero... bailarina de una danza que se baila con el viento... presa encadenada de la magia de la oscuridad... princesa de un cielo que nunca encontró su final... 


Y debajo del cielo... 
Donde la tierra encontró el horizonte, donde las preguntas perdieron su significado, donde el sol encontró su mitad, donde el agua vuela y el viento nada, donde el fuego hiela y el hielo quema... 
Donde el pacto juega al escondite con el diablo... allí donde las palabras son mudas y las locuras se sientan en sillas... 
Me encuentro yo... dueña de un laberinto de reflexiones que no quieren dar respuesta a los entresijos de la vida...