Soñé...

Soñé volar por el cielo, sobre muchas casas, y mis alas agitadas se movían al unisono del parpadeo de las estrellas... las nubes rozaban mis pies descalzos, mientras alcanzaba la luna con la punta de mis dedos...
No había problemas, todo era perfecto...
Las promesas rotas por el tiempo eran olvidadas por la oscuridad de la noche, como un impotente agujero negro que absorbía mis peores recuerdos...
Las alegrías de la vida eran recordadas por el mar sobre el que volaba que me salpicaba con gotas de la mejor felicidad concebida, potenciando el brillo en los ojos producido desde siempre por un amor incalculable...
Y comenzaron mis reflexiones, y comenzaron los consejos de la luna como cantos de sirena sobre el mar y la noche se convirtió en confidente de mis mejores secretos y de las penas más amargas que ya jamas volvería a revivir y la magia del cielo fue soplada sobre mi cara, como el aliento cálido de los dulces besos que se dan cada mañana y junto a mi ángeles protectores surcaron la grandeza de las alturas...
Y empecé a dar giros y abrí mis brazos a la inmensidad de la vida y mis parpados empezaron a cerrarse acunados por las nanas de las estrellas fugaces y me abandoné a los sueños...
Pero la realidad se abalanzó sobre mi cuerpo y me encontraba de nuevo en mi cama, en el suelo, regresando al poder de la gravedad...

Decidí tener el poder de mi vida y crear el cielo en mi propio reino, y volver a volar sobre mis propios sueños y poder creer que la vida es sueño...

Promesas ilusas de cuentos de hadas...

Intentar ver el sol por la ventana... abrir las cortinas... levantar la persiana...
cada minuto que pasa es un nuevo reto para mi corazón,
le han hecho tanto daño que no quiere latir más,
pero mi cuerpo lo necesita,
revivir esto que antes vivía con luz propia...
que a nada le tenia miedo y luchaba por hacer a los demás reír...

Una decepción... unas palabras no adecuadas... una caricia mal dada...
lagrimas que caen por la mejilla...
intento que el sol las evapore...
pero no encuentro más que nubes negras sobre el colchón de mi almohada,
recuerdos que un día fueron sonrisas en mi cara,
ilusiones rotas... piezas de un puzzle que no encajaban...

Y solo cuando pierdes algo lo valoras...
¿Y que pasa si ya lo perdiste y no lo quisiste?
lejos quedo mi alegría.... perdida mi sonrisa...
tus dudas... mi angustia... tus palabras... mi dolor....
intente al máximo revivir nuestra pasión,
pero el tiempo ayudo a la soledad,
y ahora estoy en un laberinto del que no puedo salir...

Las fuerzas... las ganas.... promesas ilusas de cuentos de hadas...
y no me arrepiento de haber luchado batallas,
de perder al destino mil juegos de cartas,
pero se me acabo la tinta de mi pluma plateada,
solo me quedan gotas de sangre con que acabar la portada....

Que suerte que a ti te sobren los besos que a mi me faltan...


Que desaparezca el cielo, que no exista el suelo, pero que me quedes tú para hacerme reír cada mañana...
Que no pueda ver y tampoco respirar, pero que pueda rozarte e imaginarte en mi cabeza...
Que se escondan la prisa, la fuerza, las horas, pero que al mirarte se pare el mundo y el segundero deje de correr...
Que se me agote la paciencia con el mundo y me inunde la ira, pero que nunca deje de quererte...
Que me pierda en un laberinto sin salida, pero me enseñes tú el motivo de la vida...
Que se acaben las estrellas y la luna deje de brillar, pero que me llames cada noche para despedirte sin rutinas...
Que pierda la razón y la memoria, pero que al mirarte me de cuenta que te echaba de menos antes de conocerte...
Que no encuentre la tinta para escribir nuestro cuento, pero que no encuentre la pluma para escribir el final...
Que pierda todo, que no me quede nada, pero que me quedes tú para dar cuerda a esta idiota enamorada...


De todas las personas que haya en mi vida ninguna será menos que yo...

Dedicado a todas aquellas personas que no piensan igual...

Ni una décima de segundo más en mi mente, ni una ayuda para que sigáis subsistiendo en este tablero de mentiras y falsedades, de monedas que tienen más de dos caras, de gente que como vosotros sobrevivís pensando en el daño que podéis hacer, se acabó…

Al fin y al cabo me he cansado de pensar en lo que estaréis planeando para hacerme daño, de que sea siempre el peón que se olvida en una partida de ajedrez, se acabó malgastar un precioso tiempo pensando cual va a ser vuestro siguiente paso, o lo que debo hacer cuando lo deis; mi tiempo está bien estructurado, y en él no sobra tiempo para pensar en vuestras acciones llenas de odio, que sepáis que estáis mostrando más de lo que esperáis, se más de lo que podríais llegar a imaginar en la vida, sé como actuáis, por qué lo hacéis, tengo la clave para derrotaros en un solo movimiento, pero no lo hago porque ya tenéis una vida suficientemente triste como para que os la arruine yo más, se que ahora mismo estáis pensando que si tanto paso de vosotros estoy malgastando tiempo y pensamientos para escribir esto, pero no es más que un fin de partida, espero que entendáis que no soy yo la que ha sido derrotada, sino que debéis ser vosotros quien renunciéis a seguir jugando contra mí, ya que la vida no es más que la representación real de un juego de ajedrez y en éste quien fue, va e irá ganando soy yo… si lo analizáis bien gano por muchos motivos, el primero porque sois tan simples que se cual va a ser vuestra acción-reacción a todo lo que veis y en lo que sois partícipes, lo segundo porque en el momento en el que mis labios se despeguen para pronunciar una palabra deseareis no haberme hecho daño, lo cual me da cierta ventaja y lo tercero porque de momento ya lleváis perdidos más piezas de las que yo he conservado, lo que significa que no sabéis jugar bien, os falta espíritu para luchar contra mí, porque os creéis que lo habéis conseguido todo cuando me atacáis, y no os dais cuenta de que me hacéis fuerte, en cierto modo me estáis ayudando, vosotros habéis sido quien me ha dejado el paso, sí, a ese pequeño peón insignificante, que un día llegó al grupo como una pieza blanca que os iba a subir la moral, a escuchar y ayudar con vuestros conflictos interiores con otras personas, os creías dioses de vuestro propio mundo y al final aquel pequeño peón no cumplió su misión. Que sepáis que si queréis seguir jugando a este juego debéis de ser precavidos, porque ya no soy un peón blanco… soy… la reina negra…